He oído decir: "Si tienes un precio, el diablo tiene un talonario de cheques". Para la mayoría de nosotros, el área de control es algo a lo que le damos una gran prioridad en nuestra sociedad.

El diablo tentó a Jesús en lo más presente de sus necesi- dades, la comida. Encontramos que el enemigo, la vida o las circunstancias presionan el botón de nuestras necesidades más apremiantes.

Muchas veces, ya sea guiado por Dios o voluntariamente, el ayunar es una norma cristiana y esto va en contra de nuestra naturaleza humana de alimentarnos a nosotros mismos. El hambre espiritual es un deseo provocado por el Espíritu para la presencia y la voluntad de Dios.

Dios nos dejó un ejemplo a seguir en que él descansó de sus labores después de la creación de la tierra. Él incluso ordenó a los hijos de Israel un día de descanso sabático. Tenemos un entendimiento completo en el Nuevo Testamento de que este descanso no se trató de un día o práctica física, sino más bien de nuestra fe.

Una de las formas en que las personas a menudo se pierden cuando se trata de llegar a Dios es el área de temor. Princi- palmente porque las personas no entienden el temor del Señor. Hay dos lados del temor a Dios. El primer lado es tenerle temor por lo grande y poderoso que es.

Ojalá ya estés comenzando cada día con la sana costumbre de buscar a Dios primero y continuarlo durante todo el día. No dejes que esto se convierta en rutina con poco entusias- mo. Dios quiere que seamos realmente sinceros y apasiona- dos en nuestras oraciones.

Uno de los títulos más amados de Dios en toda la Biblia es el de un pastor. Jesús es llamado el gran Pastor de las ovejas en el libro de Hebreos. Al Leer el Salmo 23 nos da una idea clara de la manera en que Dios guía nuestras vidas.

Es increíble pensar que Dios está esperando que actuemos y él responderá a nuestras acciones. Este es el Dios que es Creador, Autor, Alfa, preeminente y preexistente.

En la agitación de la vida, es fácil perder el enfoque de Quién es Dios. Enfrentamos e intentamos controlar las situaciones que encontramos a diario. Cuando hacemos esto con nues- tras propias fuerzas o para nuestros propios propósitos, no dejamos espacio para Dios y muchas veces terminamos frustrados.

Hoy estás embarcando una jornada hacia un mayor alcance. Para iniciar bien el año, estamos llamando a nuestros miembros a participar en un ayuno de 21 días en enero. Formalmente, el ayuno comenzará el 7 de enero y terminará el 28 de enero. Terminaremos el ayuno al final del culto del día 28 al recibir la comunión juntos.