El Espíritu del Señor está sobre mí, Por cuanto me ha ungido para dar buenas nuevas a los pobres; Me ha enviado a sanar a los quebrantados de corazón; A pregonar libertad a los cautivos, Y vista a los ciegos; A poner en liber- tad a los oprimidos; 19 A predicar el año agradable del Señor. — Lucas 4:18-19
El Espíritu Santo de cual estaba lleno Jesús es lo que le hizo a Jesús capaz de hacer lo que el Padre lo había mandado hacer. Pobreza de cualquier forma es lo opuesto a la paz que Dios desea dar a todos. Jesús por medio de la unción del Espíritu Santo, trajo buenas nuevas a los desalentados, libertad a los prisioneros, vista a los ciegos, liberación de opresión, comida para los hambrientos, esperanza a los desesperanzados, perdón a los culpables, gozo en vez de lágrimas, alabanza para remplazar la depresión.
Jesús te bautizó en el nombre del Espíritu Santo para poder mandarte a hacer lo que el Padre lo mandó hacer a Él. Estás empoderado para hacer las mismas cosas en tu mundo. ¡Qué privilegio y honor!
Conforme dejes que el amor de Jesús dentro de ti crezca y tomes el tiempo para ver a las personas a tu alrededor como él las ve, comenzarás a notar a personas que necesitan lo que el Padre mandó a Jesús y a ti para ayudarles a recibirlo. La mayoría de no creyentes tienen crisis una o dos veces cada año. Si los haces amigos y les dejas sentir el amor de Dios a través de ti, podrás ser la persona a la cual abran su corazón. Si no, necesitarás poner atención a indicadores sutiles. Una persona que suele ser alegre ahora está deprimida.
Alcance del día:
Invierte 10 a 20 minutos durante tu descanso de almuerzo y escucha a alguien que necesita ser escuchado, o desarrolla una relación para un futuro. Sé valiente para ver si necesitan oración. Pedir sanidad, ordenar a un espíritu malo que salga fuera, compartir una promesa de Dios, orar por ellos y/o invitarlos a tu iglesia donde las necesidades son saciadas. Intenta esto con algún vecino.



