Y considerémonos unos a otros para estimularnos al amor y a las buenas obras; — Hebreos 10:24
¿Cuál es la razón que vas a la iglesia? ¿Para recibir algo? ¿Para sentir algo? Todas esas son buenas razones, pero…
¿Qué tal si te regresaras a casa de la iglesia la próxima vez con la satisfacción que mejoraste el día de alguien al darle una palabra específica y significante de poder, ánimo o consuelo? ¿Qué tal si eso sucediera cada vez que fueras a la iglesia?
Eso puede pasar, si es lo suficientemente importante para ti que Jesús te mande a la iglesia con una misión cada vez que asistas. Pero ese tipo de fruto con consistencia no viene sin plantar, regar y cultivar en el jardín de tu corazón. Pídele al Espíritu Santo que te muestre a quién quiere bendecir y cómo hacerlo. Y después ve y busca a esa persona.
¿Qué tipo de iglesia seremos cuando 10,000 creyentes le pidan a Jesús que los mande a la iglesia a ministrar cada vez que vayan?! A Jesús le encantaría ver eso. ¿Serás tú una de esas personas?
Alcance del día:
Saca tiempo aparte para preparar tu corazón y espíritu para ser enviado por Jesús a la iglesia para ministrar personal- mente a alguien que Él ama la próxima vez que vayas. Hazlo una práctica consistente.



